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Lo hice así, saliendo del minimalismo que intentaba darle a los diseños anteriores (más tipo magazine). De todos modos, no creo que este v.3 dure mucho, pero como dije, ha sido para darme el gusto, jejeje.

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El Creador y nosotros

¿Qué haremos cuando encontremos al Creador?

Escrito por quinqui el 14/08/2014 23:09
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Guardado en Pensamientos
Etiquetas: Pensamientos, Reflexiones, Cine

Estaba viendo nuevamente la película "Prometeo" de James Cameron. La interrogante que plantea dicha película es, precisamente, qué haríamos si nos encontráramos con nuestro Creador. Esta pregunta ha sido una de las interrogantes más preponderantes del ser humano desde que tiene conciencia de su existencia. Todos necesitamos saber nuestro origen, nuestra razón de existir.



Cuando somos niños, nos basta con saber quiénes son nuestros padres. Todo parte por la comparación, claro, por vivir en la sociedad. Si no tuviéramos compañeros, coetáneos con quienes nos rodeamos y a quienes tomamos de referencia, la pregunta tal vez nunca surgiría. Pero el caso es que la mayoría sí vivimos en un entorno multitudinario, y por fuerza necesitamos conocer nuestro origen para poder asemejarnos lo más posible al resto: de ahí que quienes no tienen conocimiento de sus progenitores, sufren más que los que sí los conocen.

Luego, si esta fase es superada (sea por obtener el conocimiento deseado, o bien por resignación al desconocimiento), la interrogante vuelve a surgir, pero esta vez subiendo la escala, pasando al siguiente nivel, al espiritual. Se nos vuelve imperante saber, como Ser Humano, cuál es nuestro origen. Pues al conocer nuestro pasado, es más factible poder entender nuestro presente y proyectar nuestro futuro.

Pero lamentablemente, no tenemos dicho conocimiento. No sé cuándo lo obtendremos, algunos hablan de que primero debe haber un despertar de la conciencia, otros de cambio de era, algunos incluso pueden hablar del día del juicio final. Como sea, todo son teorías. La mayor parte, basadas en la fe. Y con fe no hablo de religión, sino de la capacidad creer en algo desconocido.

Como ser ignorante, lo único que puedo ver con claridad hoy es que seguiré caminando a tientas en la oscuridad, sin conocer mi futuro, sólo viendo el leve rastro que deja mi breve existencia en el mundo, pues no conozco mi pasado, no conozco el origen de mi especie, no sé la razón de nuestra existencia, y aunque reconozco que a veces quisiera con toda mi alma poder encontrarme con el creador o siquiera vislumbrar ese hoy imperceptible momento de nuestra creación, luego la realidad me devuelve al mundo, al piso, y pienso, si no lo sé ahora, si nadie ha logrado saberlo en esta vida, al menos para comentarlo y difundirlo con los otros, es por algo. Como algunos dicen, tal vez no estamos preparados para saberlo. Tal vez uno de los fines de todo ser creado es jamás entender a su creador. Como los hijos adolescentes que se rebelan contra los padres, o contra la autoridad: si bien existe el cariño, el respeto es olvidado, y con ello la comprensión y la comunicación. Tal vez efectivamente como especie estamos en plena adolescencia (esta idea ya la había escrito hace décadas, jajaja), y por eso, sólo cuando maduremos, podremos vivir aquello tan hermoso que es conocido como el reencuentro con el padre. Aquel momento en que el hijo comprende al padre, y con ello, se vuelve el padre. Lo que conocemos como "el círculo se ha cerrado".

Volviendo a la película, y advertencia que vienen spoilers, la interrogante es parcialmente respondida (o sea, en esta historia, ya que es sólo eso, una historia, un fragmento de toda una historia mayor). La heroína, que busca aquella respuesta, descubre que su origen, el de nuestra especie, proviene de una raza similar a la nuestra, con una aparente superioridad intelectual y física. Pero la comunicación que ella busca, jamás se realiza. Es como cuando un niño que busca cariño de su padre, recibe en su lugar una fría bofetada, sin saber la razón. Supongo que eso es algo bueno de esta película, pues aun cuando nosotros, como espectadores seres humanos, nos identificamos con el personaje de la heroína, pues también queremos conocer nuestro origen, al final, aunque descubrimos quién es el creador, no entendemos sus razones. Por tanto, y al final, llegamos a la conclusión de que tal vez, más importante que conocer quién es nuestro creador, lo que realmente queremos saber es por qué fuimos creados. Pues el por qué explicará la última interrogante: para qué fuimos creados.

Porque esa es otra interrogante interesante que se plantea en la película: ¿qué pasaría si nosotros llegamos a crear una forma pensante independiente (el robot, en este caso), y éste nos plantea la misma pregunta que nosotros tenemos ante nuestro propio creador? En la película, la respuesta del ser humano al robot fue rotunda: porque podíamos. ¿Sería esa una respuesta satisfactoria para nosotros, si nuestro creador nos diera una así? Yo creo que no, tal como el robot de la película lo plantea: decepcionante, frustrante. Ser el resultado de un juego o experimento ególatra, sin una finalidad superior o que eleve tanto al creador como a su creación. Pienso, por lo mismo, que tal vez no logremos dar vida a una nueva creatura, mientras no logremos reencontrarnos con nuestro creador. Porque, el hijo puede ser padre sólo después de haberse reencontrado con éste ¿no? (hablo espiritualmente, claro, no fisiológicamente, que los "padres" de 15 años no cuentan en esta reflexión).

Finalmente, y para cerrar mi reflexión del día de hoy, sólo decir que si bien el conocimiento es siempre algo bueno, pues nos ayuda a avanzar, lo bueno no es necesariamente sinónimo de placer: de hecho, por cada nuevo conocimiento que adquirimos, algo dentro nuestro debe morir: las viejas ideas, los viejos conceptos. Como si dentro de nuestra alma hubiese espacio para una idea a la vez: si pretendemos mantener varias ideas contrapuestas dentro nuestro, en algún momento y de manera irremediable, deberemos vivir y sufrir el momento de la decisión: si quedarnos con la idea vieja, o dejarla para aventurarnos con la nueva. Como sea, el conocimiento es casi siempre dolor. Y si este conocimiento, la revelación de nuestro origen y futuro, ha sido tan esquivo por tantos milenios, es probable que tenga una magnitud tan grande que en verdad deberemos haber liquidado varios jefes y subido unos varios cientos de niveles para poder enfrentarnos a él sin morir en el intento. Como dicen, seguir el orden de las cosas.